El sol, la luz, la libertad de movimiento, el aire libre, el paisaje infinito, la vida natural… Donde vivo el cielo azul es el techo de las reuniones familiares, de las charlas entre amigos, de los largos paseos a ningún sitio y los vaporosos vestidos de verano.

Hace años empecé a notar la aparición de arañas vasculares en mis piernas. Aumentaron en número y extensión hasta llegar incluso al empeine. Y dejó de gustarme el llevar vestidos y faldas, pantalones cortos… Ni siquiera las medias ocultaban el problema. Porque, sinceramente, para mí era un problema. En realidad, una cuestión estética derivada de un problema de circulación.
A pesar de mis reticencias, me sometí a métodos invasivos con muy malos resultados. Y esto, porque no encontré productos dermocosméticos que me ayudaran a mejorar y disimular mi problema.